Con los años, el tiempo se convierte en un activo muy preciado, o más bien nos damos cuenta de su verdadero valor. El tiempo que dejamos de compartir con la familia, que no podemos dedicar a leer de un buen libro y que nos aleja de lo que nos gusta, no vuelve y el dinero no tiene el poder de devolvérnoslo.
En Finanzas personales, reflexionar sobre el derroche de dinero resulta valioso, especialmente al vincularlo con el porcentaje de esfuerzo laboral destinado a su pago. La situación empeora si aún estamos desembolsando pagos, incurriendo en intereses, y peor si ya no utilizamos lo que compramos. ¿Has comprado alguna vez unos pantalones que nunca te has puesto? ¿O un celular costoso que solo usas para llamar? Si te sientes identificado haz esta reflexión: Considera cuánto tiempo te costó ganar ese dinero, para acabar tirándolo.
El ejercicio es simple:
Ingresos Mensuales: IM
Horas Trabajadas: HT
Valor de la hora trabajada (VH) = IM/HT
Dinero gastado en deuda = DD
Horas trabajadas para pagar la deuda: DD /VH
En muchos casos, te sorprendería darte cuenta de la cantidad de tiempo que tienes que invertir para conseguir los recursos que te permitan pagar esa deuda sin sentido, en muchos casos, es más del 50% del tiempo. Haz el ejercicio en la calculadora, vale la pena revisarlo solo por curiosidad.
Te propongo que conviertas los gastos innecesarios en tiempo, ? Cuánto nos cuesta adquirir cosas que no necesitamos? No solo en horas, ni en dinero, sino también en sonrisas, ocio, felicidad y amor. El resultado puede sorprenderte. Con el tiempo, el tiempo se convierte en un bien muy valioso, o más bien nos damos cuenta de su verdadero valor. El tiempo que no pasamos con nuestra familia, que no podemos dedicar a leer un buen libro, y que nos aleja de lo que amamos, no vuelve, y el dinero no tiene poder para devolvérnoslo.
En finanzas personales, reflexionar sobre el despilfarro de dinero es valioso, sobre todo cuando se relaciona con el porcentaje de esfuerzo laboral dedicado a su pago. La situación empeora si seguimos haciendo pagos, incurriendo en intereses, y lo que es peor, si ya no utilizamos lo que compramos. ¿Has comprado alguna vez unos pantalones que no te has puesto? ¿O un teléfono que sólo utilizas para hacer llamadas? Si te sientes identificado, haz esta reflexión: Considera cuánto tiempo te ha llevado ganar ese dinero, sólo para acabar tirándolo.